Architecture

Simbiosis News Cumple 1 Año

Primer Aniversario

Hace ya unos 2500 años un filósofo mediterráneo, Anaximandro de Mileto, conjeturó que todo lo creado nace de lo que llamó el apeiron, cuya posible traducción sería, lo que no tiene límites. Pero no se detuvo allí. Porque además de un pensador fue un soñador. Imaginó la existencia de innumerables mundos que surgían sin cesar de este principio fundamental en forma no sólo simultánea sino sucesiva. Muchos se sostenían y permanecían, otros fulguraban un instante para desaparecer para siempre. Adelantado a su tiempo, intuyó  lo que la física cuántica y la teoría de los multiuniversos hoy nos informan como la verdadera realidad en la que estaríamos inmersos, como uno de esos probables retoños del Cosmos.

Mas después el salto…

Siglos más tarde Platón, que como Anaximandro también fue un soñador, dio una extraña definición de poesía, quizás la más conmovedora de todas por boca de Diotima: la poiesis es “hacer pasar cualquier cosa del no ser al ser”… “la concerniente a la música y al verso…a ésto se llama, en efecto, poeisis y poietai a los que poseen esta porción de creación.” La poesía es pues un rescatar, un arrancar, un sacar a luz, un hacer presente mediante la palabra el ser de algo, sosteniéndolo y ordenándolo mediante un ritmo. Encuentro un franco paralelismo entre estos dos filósofos. Algo que pertenece al orden de lo no nacido surge a la luz, en forma inesperada y fulgurante, para luego disolverse sin más y retornar a lo que lo originó.

En el siglo XVII en el lejano Japón un hombre que todo lo había dejado atrás, se rapa la cabeza al estilo de los monjes budistas y emprende un largo viaje hacia el Norte. No lo guía un afán de conocer la geografía, o las diversas costumbres de los seres que va encontrando en su camino, o trazar una cartografía del paisaje o territorio que vaya encontrando a su paso.

Sólo y sólo uno es su afán. Escribir para dar cuenta de un itinerario quizás más azaroso e impredecible, un peregrinaje espiritual. Sólo lleva como herramienta algo que él mismo ha creado. Es pequeña pero moldeable, finita pero ilimitada, fugaz pero imperecedera. Inaugura mundos que se prenden y se apagan, surge de lo no-nacido, y requiere una gran pericia para atraparlo al vuelo, pues se escapa como el viento entre los dedos. Se llama haiku y es una forma y género poético de métrica silábica definida. Y con ella el maestro japonés dará cuenta de un mundo generoso para aquel que lo contempla sin codicia ni ambición alguna.

Pronto se transmite y difunde el haiku, y generación tras generación va evolucionando, cambiando, pulsado por la misma y sin embargo diferente mano una y otra vez en toda la paleta de las tonalidades posibles. Es breve pero vibrante, diminuto pero inabarcable, vivaz pero insomne. Tiene la virtud de sacudir la inercia de la mente, de despertar pliegues del corazón que no advertíamos que existían, de liberarnos de las rutinas algo fatigosas en la que se empantana tantas veces nuestro ser.

Pero ello no es todo. El haiku desde sus comienzos empieza a la manera de las ondas en el agua, a difundirse, no sólo en su tierra natal, sino que cruza el Océano llegando hasta Occidente, a veces a través de la pluma de algún viajero aficionado a la literatura. Llega sin ser percibido, callado pero seguro de sí mismo.

Pronto el haiku adquiere una cualidad curiosa en el Oeste. Nadie lo conoce pero todos lo frecuentan o hablan de él. Maestros como Machado, Tablada, Paz, Borges y cientos más en las playas del idioma castellano, lo recogen y lo practican, lo nutren y lo fecundan. Y a la manera de una persistente melodía encanta el quehacer de los poetas o haijin en toda España e Iberoamerica.

¿Acaso no tenía razón Anaximandro cuando aventuró la existencia de millones de mundos, que surgen se sostienen y desaparecen? ¿Acaso no tenía razón el Académico cuando sostenía que la poeisis es un traer a la luz lo que permanece en un estado inimaginable de no-ser? ¿Acaso no tenía razón Basho cuando decía que el haiku versa sobre lo que “es aquí y ahora”? Todos tenían algo en común: sabían que sabíamos que nuestros destinos son precarios, efímeros, surgen y se despiden como decía Machado: ingrávidos y gentiles como pompas de jabón. Ellos sólo quisieron atraparlos y plasmarlos como soñadores que fueron para mostrarnos la intensidad de cada momento, la riqueza, el misterio y el gozo de la Creación, la pujanza de la vida abriéndose paso por doquier en un precario mundo del multiuniverso en el que habitamos.

En Oriente se dice que con una sola acción trazas todo un Universo. Creo que en este primer año de Simbiosis News, todo el equipo de trabajo lo ha comprendido. Con su quehacer, con su perseverancia, con su nobleza, han decidido a la manera de Anaximandro, Platón y Basho, agregar un mundo más -elegante y gentil- a la infinidad de los que existen en el Cosmos. Una acción sencilla y humilde pero tan cautivante y esperanzadora que merece abrir el board y sentarse a ver que está pasando por el mundo de la Arquitectura.

En la página he volcado gran parte de los datos que muchos de ustedes me aportaron y que me permitieron completar la información para presentar este primer bosquejo de Noticias de Arquitectura, antecedentes, genealogía y tecnología, tanto pasada como actual, aplicada o no a la arquitectura, que si vemos hacia atrás después de este primer año, todavía resta mucho por contar.

Es por dicho motivo que hoy, a un año de ese momento, quería agradecer especialmente a todos aquellos que me brindaron tanto sus aportes como sus estímulos, pero también quiero disculparme con quienes no pude mantener un diálogo más continuo, a los que sin embargo quiero hacerles llegar la promesa de reanudar nuestro contacto a la brevedad.

Finalmente les reitero mi más profundo agradecimiento

Maxx

Arq. MArch.  Luis E. Marin M.

Director/Editor Simbiosis News.

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