Un bosque blanco en un campo gris, Junya Ishigami, el joven japonés que desde 2004 ha realizado una serie de asombrosos actos de levitación a muebles y a construcciones de gran tamaño, solo manipulando la sensación del espacio interior, ha completado su primera construcción al aire libre.
Más después del salto…
El espacio no se pensó con un programa especifico, ni un uso especifico solo se ha diseñado y edificado con una sola finalidad, este edificio de Kanagawa Institute of Technology ha sido dedicado a la actividad general de “hacer cosas”. En este espacio, los estudiantes de una amplia gama de ingenierías y de diseño tienen ahora una localidad para crear cualquier cosa, desde muebles hasta robots.
La estructura presenta otro reto para Junya Ishigami en su carrera de lucha contra la gravedad. El bosque consta de 305 columnas delgadas de 5m realizadas en acero, orientadas irregularmente, distribuyéndose en todo el espacio, mientras que el lugar de partida de estas columnas es una losa de concreto pulido de 47m por 46m, ligeramente unos 5 cm por encima del pavimento exterior. La losa de techo se presenta de la manera más plana posible salvo algunas luminarias y extractores que sobresalen del techo y un perímetro de vidrio sin marco, allí termina la tectónica de esta edificación, para así dejar paso a una animación surreal cuando el espacio interior es tomado por las diferentes actividades para “hacer cosas”.
Ishigami explica la evolución del diseño como una minuciosa investigación de las relaciones en el proyecto. “Yo quería hacer un espacio con límites muy ambiguos, que tuviera una fluctuación entre los espacios locales y el espacio global, en lugar de un espacio universal al igual que la de Mies,” dice Ishigami. “Esto permite una nueva flexibilidad, revelando la realidad en lugar de dar forma”.
No Comments