Arquitectos: SUBARQUITECTURA, Andrés Silanes, Fernando Valderrama, Carlos Bañon
La construcción de la parada del tranvía fue una oportunidad para devolver un espacio de la ciudad que le ha sido tomado; transformar una rotonda en una plaza pública.
El acceso frontal a las plataformas se alcanza en 32 formas posibles a fraccionándose a través un sistema de caminos que eluden la vegetación existente. Sobre ellos, dos cajas vacías, 36 metros de largo, 3 metros de ancho y 2,5 metros de altura, crean un vacío flotando ligeramente por encima de la cabeza de los viajeros en una escala más próxima a la que tiene el Tranvía que la que maneja el mobiliario urbano actual.
Mas después del salto…
No hay distinción entre estructura y acabado, ni entre las paredes y el techo. Se trata de un material isotrópico en su concepción y construcción. Ochocientas perforaciones circulares, para aligerar y ofrecer resistencia contra las tensiones normales. La luz y el aire pasan el pensamiento de sus poros, suavizar el tono y el suministro de una brisa en los meses de verano y al mismo tiempo ofrecen menos resistencia contra el viento.
Por la noche, se convierten en dos potentes luces que iluminan las plataformas directamente. Los bancos están relacionados con los rieles, lo que permite a los pasajeros a esperar en contacto con la vegetación, iluminación de la ruta suavemente.
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