Le Corbusier es considerado por muchos, un maestro de la Arquitectura, un genio cuyas obras siguen teniendo tanta actualidad y dan para hablar más que muchísimas de las obras más actuales y taquilleras. Su obra nos hace pensar en cambios radicales, exploraciones formales, programáticas, de materiales, en fin, lo que sabemos y hemos estudiado durante años, y que alguna vez hemos soñado en conocer, recorrer, habitar… y no sólo admirar por fotografías.
Mas después del salto…
Tuve la suerte de hacer todo lo anterior en una de sus famosas Unidades Habitacionales, la Corbusierhaus de Berlín (1958). Ubicada en medio de los parques de Charlottenburg, muy cerca del Estadio Olímpico, en un terreno rodeado de bosques y verde, se erige este monumental edificio de cerca de 500 apartamentos y con capacidad aproximada de 2000 personas, un verdadero pueblo en altura.
Escribiré este artículo desde una perspectiva distinta, tal vez más personal y no tan objetiva, relatando un recorrido por la Unidad, con los diferentes aspectos que fueron llamándome la atención, más que enumerando la cantidad y tipo de apartamentos, por poner un ejemplo.
El edificio supone un volumen bastante puro, como lo son sus diferentes Unidades Habitacionales, una gran caja con espesor suspendida sobre grandes patas que ahora son estacionamientos. Quizás lo más sorprendente y notable es la masa verde que rodea a la Unidad, el contraste entre algo artificial y natural, sobre la que finalmente su vuelca el edificio y su gente, un edificio con un gran parque.
Al entrar resulta bastante sorprendente la presencia de una gran pizarra con un plano conceptual de la Unidad y todos sus apartamentos, cada uno con el nombre de la persona o la familia que vive en él, lo que da cuenta de la vida comunitaria que se lleva a cabo en ella, muy lejos de ser algo impersonal como se pensaría por su gigantesca escala.
Los interiores siguen la misma lógica que la del resto de las Unidades, resumiendo, apartamentos dúplex y simples, comunicados por largos pasillos, piso por medio. Lo interesante es que cada piso tiene una combinación de colores diferentes, de modo de no generar una mole monótona, a su vez estos se conectan verticalmente por 3 ascensores y 3 cajas de escaleras.
Se ha generado una gran conciencia de parte de la comunidad respecto del valor arquitectónico del edificio, el cual está absolutamente restaurado y operativo en un 90% de su capacidad, se ve mucho trabajo al interior de los apartamentos, mucha gente trasladándose y mudándose a él.
Un edificio que en su momento fue pensado como “vivienda de emergencia” para gente de recursos bajos y medios que buscaba solucionar la escacés habitacional en la Berlín occidental de la postguerra; hoy en día el edificio está ocupado por grupos de muchísimo mayores ingresos y de todos los rangos etáreos.
Al salir nuevamente al exterior sorprende la verticalidad y esbeltez del volumen, el trabajo de espesores en sus ventanas y balcones. Imposible no mencionar el trabajo del color, tratado de una manera absolutamente artística, abstracta e intencionada, dándole una complejidad y riqueza plástica todavía mayor, quizás un reflejo de la inquietud artística del propio Le Corbusier, dándole liviandad y movimiento a una mole de concreto, cuya percepción irá variando de acuerdo a nuestro punto de vista.
Finalmente resulta bastante interesante el trabajo de bajorrelieves que se encuentra en todo el perímetro del edificio. Bajorrelieves del modulor y su sistema de medidas, teniendo en cuenta que este es uno de los edificios que se construyó con esos principios, también conceptos teóricos aplicados en la Unidad, como la idea de una vida comunitaria e individual a la vez, la iluminación y ventilación natural, el verde que rodea, el Sol e incluso un fragmento de la Carta de Atenas… en fin, la Unidad da para muchísimo más que las dos horas que aquí relato en unas pocas palabras y fotografías…
Para visitar la Unidad basta con tomar la línea U2 del metro en dirección hacia Ruhleben y bajarse en la estación Olympia-Stadion. Desde ahí la Corbusierhaus es visible y está a pocos pasos.
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