“Modernizar” una casa en América después de la segunda guerra mundial significada desaparecer las barandas, los moldeados y borrar cualquier rastro de lo tradicional. Pero en el Japón de la posguerra, después de que el tsunami de Modernismo hundiera el país, el japonés aceptó lo nuevo sin rechazar lo viejo. Una pareja de japoneses puede usar Armani durante toda la semana pero nunca para una boda ceremonial al estilo japonés.
Más después del salto…
En la mente japonesa, que es cómoda con ambigüedad, las dos realidades coexisten en paralelo sin conflicto o contradicción: El ser contemporáneo no implica el despido de historia. Esto les ha pasado a los occidentales a quienes les fue encargado este proyecto, ellos han venerado las estructuras históricas del país.
“Algo te toca cuando estás en Kioto,” dice David Nelson, co-cabeza de diseño en Foster + Partners. La “Arquitectura japonesa tradicional es muy humana con la luz que una cubierta sutil a través de las pantallas del papel del arroz y de los interiores igualmente ligados a la naturaleza exterior. Entonces cuando un cliente te pide que diseñes una casa de fin de semana cuando siempre has diseñado rascacielos se les encomienda un proyecto así pues ellos van en la búsqueda de lo tradicional japonés sin olvidar sus intereses occidentales, que se especializa en la lengua internacional del acero y del cristal, se abstrajeron para crear principios del diseño de edificios tradicionales y los fundieron con su propia lengua de alta tecnología. Esto quiere decir que los arquitectos globales fueron en un sentido muy locales.
“Entramos al revés,” dice Nelson. “Pero solamente la pregunta era, cómo podemos capturar la esencia de la arquitectura japonesa de una manera moderna sin la imitación, sin caer en el pastiche?”
Pues He aquí un buen ejemplo de cómo se logra esto magistralmente por gente tan prestigiosa como la de Fosters and Partners…
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