Ubicado dentro de una nueva urbanización que se desarrolla sobre una ladera, el terreno, de forma irregular debido a la pendiente y las curvas del mismo, cuenta hacia el sur con una vista privilegiada hacia una importante área verde, considerada uno de los pulmones de la ciudad de Guadalajara; al norte se topa con el corte del terreno en el que se desplanta. La casa niega la calle al cerrarse en su fachada y mostrarse como un muro sólido, mientras que se abre con grandes ventanales hacia los jardines interiores y las vistas de la ciudad.
Más después del salto…
En el terreno se dispusieron dos prismas rectangulares: uno en el sentido longitudinal apoyado sobre el terreno que marca el acceso a la casa y aloja todas las actividades privadas de la familia, así como separa el terreno para crear un jardín privado en la parte posterior y un jardín, donde se alojan un asoleadero y una alberca, en la zona del frente. El otro volumen es perpendicular al anterior y volado se posiciona en sentido transversal, marcando la diferencia entre la calle y el interior de la casa y alojando las actividades públicas. El garage y los servicios de la casa se ubican en el sótano, aprovechando la pendiente y niveles de cimentación del proyecto, no afectando la volumetría general de la casa. Un volumen independiente en una de las esquinas del terreno aloja un gimnasio y / o cuarto de vistas y desarrolla a partir de su periferia un muro de concreto que sirve como colindancia hacia los terrenos vecinos.
Usando la transparencia como punto focal del proyecto, el volumen de planta baja cuenta con fachadas de vidrio duovent, para aislar térmicamente la casa, excepto en el extremo que traspasa los límites definidos por el volumen de planta alta, donde se transforma en un sólido de madera representativo de la continuación conceptual de la terraza que se forma en su azotea. De esta forma, todas las recámaras cuentan con una gran ventilación e iluminación natural y disfrutan tanto de la vista como del jardín. En el caso del volumen superior, sus caras hacia la calle y hacia la parte posterior del terreno se muestran como muros masivos de piedra, mientras que las caras que dan hacia los patios y hacia la ciudad se transforman también en membranas transparentes.
A su vez, el volumen superior se conecta con el inferior en uno de sus extremos, mientras que la otra punta queda flotando en el espacio teniendo un cantiliver de 12 metros; esto, aunado a las fachadas de vidrio, produce una sensación de suspensión en el aire a quien lo habita. En el punto de intersección entre ambos volúmenes se produce un espacio de doble altura, violado sólo por un piso de cristal esmerilado sobre el que se ubica el comedor; y un domo en la azotea hacen que el espacio sea totalmente traslúcido en el sentido vertical, provocándose una continuidad espacial entre el vestíbulo de acceso y la planta libre del nivel superior.
Planos
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