En el último artículo que he leído den el NYT gracias al TimesReader abarcan un tema muy difícil, como lo es la ética arquitectónica, eso de que si un arquitecto debería o no hacer algo para un régimen autocrático, o de si un arquitecto debería aceptar comisiones de clientes cuyos regímenes no son del todo éticos.
Mas después del salto…
Sin embargo al leer el articulo recuerdo claramente comentarios de mis profesores de Pregrado en la FAU (UCV) en el que en grandes situaciones o para dar el ejemplo muchos de los profesores utilizaban la frase “Los Gobiernos pasan pero las obras quedan…” nada más absurdo y delicado para tratar un tema tan serio y que podría llevarnos a peleas y a discusiones infinitas. O la otra frase… “…si un cliente te pide que diseñes un prostíbulo, lo harías?”
En este sentido y volviendo a la realidad actual del entono arquitectónico, al parecer los Starchitects, no se lo piensan mucho, y prácticamente TODOS (Daniel Libeskind, que casualmente por ser judío no proyecta mucho en estos países que la verdad no suelen hacer muchos museos judíos…pero que en este sentido es el peor de todos porque, según sus propias palabras dice, que antes de proyectar en cualquier país como China el Arquitecto debe pensarlo muy bien…y digo yo y que paso con el proyecto que comenzó hace unos 4 meses en Hong Kong) han aceptado encargos de países como China, Irán, Abu Dhabi, Kazakstán, que no son pequeñas casitas aisladas sino grandes proyectos arquitectónicos de primer nivel.
Koolhaas ha sido uno de los primeros cuando en 2002 aceptó el contrato de la torre de comunicaciones de china CCTV. El hábil y escurridizo holandés se ha excusado en su retórica sarcástica y no por esto deja de ser parte de la frase.. “Yo soy el diseñador…mi cliente es el Autócrata”.
Pero Mr. K no es el único y todos tienen una buena excusa pasando por Steven Holl y su amago de “verdear” argumentando una intención de cooperación internacional y contribuir en un desarrollo de 2 millones de metros cuadrados en China, o Herzog y De Meuron diciendo que su plaza del estadio olímpico tiene una intención de “Transformar Radicalmente la Sociedad”
Sin embargo este no es un problema sólo de la actualidad, ya que por ejemplo Alber Speer o Mies trabajaron para el régimen nazi. Le Corbusier estuvo en tratos con Mussolini. Los Smithsons, intentaron diseñar la biblioteca del Shah de irán en los 70 o el concurso de la mezquita de Saddam Hussein en los 80 a la que Venturi y ScottBrown entraron.
La relación con el poder, siempre “facilita” las cosas, como dice Eisenmann “mientras más centralizado está el poder, menos compromisos hay que hacer en la arquitectura”. y Tschumi “algunos de los más impresionantes lugares han sido construidos por dictadores”
Esto me recuerda también los fastuosos palacios del congreso y la opera de Kazakstán de Sir Norman Foster.
Parece que las utópicas visiones del modernismo sobre la vivienda social y la creación de mejores sociedades se ha ido desdibujando poco a poco. Será realmente verdad que somos las “fulanas” de las que hablaba P. Johnson, y simplemente la ética y los principios se doblegan ante la posibilidad de un buen encargo?. Siempre puedes esgrimir alguna buena justificación como Nouvel: “no se construye para un cliente sino para la ciudad..”
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