Arquitecto: Decio Tozzi
Ubicación: Valinhos/São Paulo, Brasil
Año Proyecto: 2002
Área Construcción: 225 m²
Fotografía: Cristiano Mascaro
¿Quién dijo que para hacer arquitectura de altura hace falta un despliegue de tecnología, fibra de carbón, concreto traslucido, concreto deformable, renders, animaciones y que el calculista sea Arup? Uno de muchos ejemplos lo pueden ver en detalle después del salto.
Mas después del salto…
Dos elementos plásticos que dejan una huella en el paisaje.
Dos signos de profunda resonancia:
Uno, el techo curvo que da refugio a los hombres.
El otra, la Cruz de Cristo que combina con el paisaje. Esta delicada relación crea un espacio dentro de la orilla del paisaje del lago – un vacío que delimita el pequeño templo. El líquido de la sucesión de espacios que sugieren el programa litúrgico de la capilla – el atrio, el baptisterio, la nave en pendiente, el altar y los ábsides que se funden en el lago se configura entre la cubierta y la cruz.
El espacio de la capilla y el espacio de la naturaleza! Y este lugar se define por la plástica de los elementos del diseño de la pequeña iglesia que se encuentra integrada al infinito, sin cercos al paisaje natural.
La casi inmaterial arquitectura de este pequeño templo realiza un espectáculo que transmite el carácter trascendental de la meditación en la plenitud de Dios y en la plenitud de la Naturaleza.
Toma así la pequeña capilla la magnitud de una catedral cuando es definida por las montañas que rodean el valle. Los árboles son un elemento iconográfico que pertenecen al templo que logran definirlo.
Las aves son las protagonistas de la siempre renovada y siempre cambiante espectáculo de la naturaleza. Así, el espacio de culto abarca el universo. La esencialidad de la arquitectura de esta capilla inculca en nuestras mentes, en los momentos de disfrute y la meditación, la verdadera dimensión del Hombre sobre la Tierra instigada por la extrema esencialidad humana de San Francisco en la forma a través de la cual reveló a los hombres el mensaje de Cristo.
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